miércoles, 15 de julio de 2020

La Fronda



Tanto los nobles como el pueblo se la tenían jurada a Mazarino por las medidas financieras tomadas para continuar las guerras de Richelieu, siendo estas el aumento de los impuestos, los préstamos forzados con una reducción del interés y la venta de cargos, así como el impuesto de la comodidad y un aumento de los derechos de entrada en París, culminando con la retención de salarios en 1.648.
Este contexto económico propició el surgimiento de las Frondas, que se dividen en tres:
  • Fronda parlamentaria (1.648-1.649)
  • Fronda de los príncipes (1.650)
  •  Fronda de Condé (1.651-1.653)

La Fronda parlamentaria
Mazarino pidió a los parliements la cesión de un sueldo a cambio de mantener el privilegio que les permitía transmitir su cargo de forma hereditaria a cambio de una cuota. Esto enfadó mucho a los parlamentarios, que se reunieron en una sola cámara (Cámara de San Luis) y exigieron un mayor control de los parliements sobre la regencia. La reina, por consejo de Mazarino, aceptó en un principio las exigencias, aunque tras la victoria de los ejércitos reales en España bajo el mando de Condé la monarquía vio aumentado su poder, aprovechando Mazarino para ordenar el arresto de los opositores, entre los que destacaba el presidente de la Cámara de San Luis Pierre Broussel, muy apreciado por el pueblo.
Este ataque de la regencia provocó a un pueblo parisino liderado por la burguesía, terminando en el día de las barricadas el 26 de agosto de 1648, así llamado por el levantamiento de más de 600 barricadas, además del incendio del palacio de Luynes, donde se había refugiado el canciller Séguier. Estos sucesos forzaron la liberación de los presos y la concesión de las exigencias, entre las que se encontraban el aflojamiento de los impuestos, la supresión de los intendentes, la prohibición de arrestar a miembros del Parlamento sin justificación y un aumento del poder parlamentario.
No obstante, la reina no estaba dispuesta a mantener las concesiones, y mandó exiliar a los miembros del parlamento por rebeldía. Al no lograr que esto se llevara a cabo, hizo que los ejércitos reales, bajo el mando del Príncipe Condé Luis de Borbón, rodearan París. La estrategia de los atacantes fue cortar las vías de suministros y dejar que el hambre llevara a los rebeldes a rendirse, con lo que como última medida estos amenazaron con solicitar apoyo a España, lo que forzó unas negociaciones que estabilizaron la situación, aunque sin eliminar el descontento popular.

LAS LECCIONES DE LA FRONDA. Por Carmen Pastor Sirvent. :: HISTORIARUM


La Fronda de los príncipes
Tras sus victorias militares y su papel en la Fronda, Condé se fijó el objetivo de tomar el puesto de Mazarino como primer ministro, aunque esto no gustó a la reina y fue encarcelado junto al príncipe de Conti y el duque de Longueville. Los aliados de Condé apelaron al Parlamento y propiciaron la agitación popular, viéndose obligado Mazarino a liberar a los príncipes. Ya libres, estos siguieron intentando hacerse con el poder, recurriendo para ello al favor popular; esta agitación puso en boca la reunión de los Estados Generales, lo que apresuró a la reina a encerrar de nuevo a los príncipes.

Tras esto, la duquesa de Longueville, el duque de La Rochefoucauld y el vizconde de Turena (más conocido como Turenne a secas) huyeron a Normandía y consiguieron el apoyo de España y los Países Bajos. Con la creación de un poderoso ejército, los insurgentes fueron tomando territorios a la vez que el Parlamento exigía la liberación de los príncipes y la destitución de Mazarino, quien se vio forzado a huir fuera de París. Para evitar que la reina le siguiera los burgueses cerraron París y se aseguraron de que el heredero al trono no estuviera preparado para marcharse, teniendo la reina que poner en vigilancia sus aposentos. Finalmente, los presos fueron liberados y el Parlamento abrió un proceso contra Mazarino.

Como golpe final la nobleza planeó convocar los Estados Generales para remodelar la monarquía hacia un sistema que repartiera el poder entre el rey y los aristócratas, pero la declaración en septiembre de 1.651 de la mayoría de edad de Luis XIV puso fin a la regencia y a la Fronda.



La Fronda de Condé
Tras la declaración de la mayoría de edad del heredero Condé abandonó París y se dedicó a llevar a cabo diversas escaramuzas contra los ejércitos reales en las provincias. Ese mismo año 1.651 la reina y Luis XIV abandonaron París para reunirse con Mazarino y entrar en la ciudad de forma triunfal cuando Condé cayera, a modo de golpe simbólico para reafirmar el absolutismo.
Condé llegó a tomar París, pero la falta de organización en su movimiento y la ausencia de una base social fuerte le hizo decaer, terminando en la salida de los miembros del Parlamento de París por orden de Luis XIV y el cese de Mazarino como mano tendida hacia la paz. Condé huyó a Flandes y el rey y su madre entraron en París, llamando unos meses más tarde a Mazarino para seguir ejerciendo como primer ministro.
En 1.652 el rey prohibió a los parlamentos de París intervenir en asuntos de Estado y financieros, las reformas de 1.648 fueron anuladas, los intendentes restituidos y Mazarino ejerció su puesto hasta su muerte. Sin embargo, aunque a corto plazo la Fronda fuera un fracaso, tuvo dos consecuencias de vital importancia:
  • Crear en Luis XIV un temor por el pueblo y la nobleza que le llevó a practicar un absolutismo totalmente autoritario, para lo cual no halló gran oposición debido al hastío del pueblo y los nobles tras cinco años de intensas revueltas.
  • Ser el caldo de cultivo de la Revolución Francesa de 1.789, pues lo único que diferencia a esta de la Fronda es una causa más definida y un mayor componente popular.

miércoles, 8 de julio de 2020

El Partenón de Pericles

Durante la Segunda Guerra Médica, acontecida entre una unión de polis griegas (Liga Délica) y los persas de Darío I, tuvo lugar en el 480 la destrucción de la Acrópolis ateniense. Tras esto, los habitantes de la ciudad decidieron reconstruir únicamente los muros, y además con restos de edificios destruidos, a fin de no olvidar la barbarie cometida por el enemigo en suelo ateniense. No obstante, Pericles acabó por convencer a su pueblo para olvidar este rencor y reconstruirla con el dinero de la Liga Délica y el botín de la batalla de Maratón, empezando por su proyecto personal: un monumento de la ciudad para la ciudad, el Partenón (448-438 a.C.).


El edificio contó con dos arquitectos: Iktinos, encargado del diseño sobre plano, y Calícrates, arquitecto técnico que fue solucionando los problemas constructivos según se presentaban. Por otro lado, el apartado escultórico corrió a cargo de Fidias, uno de los más reputados escultores griegos en general.

Arquitectónicamente el edificio es famoso por evitar la deformación que se percibe al estar bajo grandes monumentos a través de una serie de correcciones ópticas, siendo estas la éntasis de las columnas, la separación asimétrica de estas o el arqueamiento del frontón, entre otras.

Sus muros exteriores están decorados con cincuenta esculturas de bulto redondo y noventa y dos metopas talladas; el edificio más grande en ese momento (templo de Zeus en Olimpia) tenía solamente doce metopas talladas. Y esta no es la única particularidad del Partenón, ya que se trata de uno de los tres únicos edificios octástilos de Grecia y además está realizado en mármol, material poco frecuente en Atenas y que se escogió como referencia a la arquitectura de las Cícladas, donde se solía usar en edificios religiosos por su abundancia.


El Partenón es excepcional también en cuanto a su iluminación: mientras que lo usual en los templos era un ambiente oscuro, como símbolo de lo misterioso de lo sagrado, el Partenón estaba bien iluminado, reflejando los rayos de luz en la dorada estatua de Atenea. Esto se debe precisamente a que no se trata de un templo, a pesar de su carácter religioso, y puede tener la intención de mostrar a la diosa emanando luz en símbolo de divinidad. En cuanto a la estatua, se trataba de una representación crisoelefantina de Atenea Parthenos, que además hacía las veces de tesoro de la ciudad, sujetando su escudo con la mano izquierda, apoyándolo parcialmente en el suelo, y a Niké en la derecha, diosa de la victoria, como otorgando la victoria a Atenas. Contaba con unos diez metros de altura. En el exterior de su escudo se representaba la batalla contra las amazonas, y en el interior la gigantomaquia, ambos motivos iconográficos repetidos en el exterior del edificio. Asimismo, en la estatua figuran dos personajes que no aparecen en el exterior: Pandora, en la base, y Erecteo, la serpiente que se esconde tras el escudo; se trata de dos historias sobre orígenes: Pandora como primera mujer y Erecteo como primer ateniense. La pieza desapareció probablemente en el s. V con la conversión del edificio en templo cristiano.


El término “Partenón” significa “sala de las vírgenes”, y el edificio recibe este nombre por su sala trasera, donde las jóvenes vírgenes o parthénoi preparaban el peplo de Atenea para las Panateneas, la festividad que celebraba el cumpleaños de la diosa cuyo deseo fue mantenerse doncella, virgen.

El frontón principal era el de las Panateneas o nacimiento de la diosa , y el trasero mostraba la lucha de Atenea y Poseidón por Cecropia, la que sería la ciudad de Atenas. 

Para el primero se representó a Zeus sentado con un águila a sus pies, acompañado por Atenea, Hera, Hefesto e Ilitía (diosa de los nacimientos), además de otros dioses sin identificar.

El segundo era un tema poco explotado artísticamente para el que Fidias y sus discípulos gozaron de total libertad iconográfica, optando por mostrar en el centro a Atenea y Poseidón separados por el olivo o el rayo de Zeus, y cada uno con sus partidarios y un carro, siendo el auriga de Atenea la diosa Niké y el de Poseidón Anfitrite.  

Finalmente, aunque estemos acostumbrados a verlo en blanco, tal vez debamos imaginarnos el edificio policromado.


Las esculturas fueron saqueadas por el inglés Lord Elgin en 1801 y compradas posteriormente por el Museo Británico a un precio bajo al ser catalogadas como arte romano de época de Adriano; otras partes se hallan en el Museo de la Acrópolis y en el Louvre.


Actualmente y desde hace muchos años, el gobierno griego insiste sin mucho éxito en la repatriación de los llamados "mármoles Elgin", a la vez que se ocupa de una restauración lenta y minuciosa iniciada hace 20 años. La lentitud de la restauración se debe a que solo se lleva a cabo por la mañana, teniendo que retirar toda la maquinaria para que por la tarde los turistas puedan ver el monumento despejado; esto, con el tiempo que lleva preparar y retirar las herramientas, maquinaria, grúas y demás parafernalia, hace que se esté tardando tanto para arreglar lo que Pericles construyó de cero en nueve años.


lunes, 18 de mayo de 2020

Invasión demográfica en las cruzadas


El concepto de invasión demográfica se refiere al modo en que los cruzados llevaron a cabo la ocupación de las ciudades conquistadas, pasando a cuchillo a los antiguos habitantes musulmanes para propiciar la total conversión cultural del territorio: si todos los habitantes son cristianos, se elimina la amenaza de revueltas, conflictos religiosos, etc.
Se debe especificar que esta es una mecánica exclusivamente cristiana, pues Saladino era fiel a la filosofía coránica:

“Combatidlos hasta que cese la sedición y triunfe la religión de Allah; pero si dejan de combatiros, que no haya más enemistad, excepto con los agresores. [...] Temed a Allah y sabed que Allah está con los piadosos.”
(Corán 2:139-94)

Desde el bando musulmán no se llevó a cabo ninguna venganza por las masacres cristianas, y en todo caso se respetó la vida de los civiles. Mientras que los cruzados veían en el infiel al enemigo de Dios con cuya muerte se glorificaba al Señor, los sarracenos tenían a sus atacantes como unos inconscientes de los que había que defenderse, pero sin hacer pagar a justos por pecadores, respetando a todo aquel que no se mostrara hostil.

Jerusalén
La conquista de Jerusalén y su dominio cristiano era, en teoría aunque ocasionalmente eclipsado por otros, el principal motivo de las ocho cruzadas. Por ello, es lógico que tras su conquista en la Primera Cruzada los soldados cristianos, justo después de enfrentarse a sus enemigos y avivados por el sentimiento de victoria, continuaran desatando su ira contra los civiles, tanto por el odio a los conciudadanos de aquellos que acababan de matar a muchos de los suyos como para afianzar la posesión de la tan deseada ciudad. Es muy descriptiva de la matanza llevada a cabo la cita de Raimundo de Agiles:

“La cantidad de sangre derramada aquel día es increíble… Algunos de nuestros hombres (y esto era más misericordioso) cortaban las cabezas de sus enemigos… Otros los torturaban más arrojándolos a las llamas… Montones de cabezas, pies y manos se veían por las calles de la ciudad. Pero estas eran cuestiones menores comparadas con lo que sucedió en la Iglesia de la Resurrección. ¿Qué sucedió allí? Si digo la verdad excederá los límites de vuestra fe. Por ello baste con que mencione al menos esto: que en la Iglesia de la Resurrección y en el patio de la misma los hombres iban a caballo con la sangre que les llegaba a las rodillas y las riendas. Realmente fue un justo y espléndido criterio de Dios que este lugar se llenara de la sangre de los infieles… La ciudad estaba llena de cadáveres y sangre”.
La misma sensación nos transmiten las palabras de Guillermo de Tiro:

“No era sólo la visión de los cuerpos decapitados y miembros mutilados esparcidos por todas partes lo que provocaba horror a cuantos los veían. Todavía más espantoso era ver a los vencedores empapados de sangre desde la cabeza a los pies, un espectáculo desazonante que provocaba terror a todo aquel que los encontraba”.

Llama la atención que la parte más cruenta de la masacre aconteciera en el lugar más sagrado del cristianismo, la Iglesia del Santo Sepulcro. Con eso, lo que se busca es engrandecer aún más el símbolo de victoria, regodearse, exhibir al mismo tiempo la gran derrota del enemigo y la obtención del premio definitivo. Sobre este episodio en particular, hay que citar al cronista Fulcher:

“Alrededor de diez mil fueron decapitados en la Iglesia de la Resurrección. Si estuvierais allí, vuestros pies se teñirían hasta los talones con la sangre de la matanza. Ninguno de ellos quedó con vida. No tuvieron piedad ni de mujeres ni de niños”

Que la mayoría de testimonios sobre la matanza sean cristianos se debe precisamente al exterminio generalizado de musulmanes, aunque sí nos ha llegado un testimonio de Ibn Al-Atir, historiador perteneciente al bando sarraceno, que tal vez se base en declaraciones de supervivientes:

“A la población de la Ciudad Santa la pasaron a cuchillo y los frany [francos, como se conocía a los cruzados por la mayoría francesa] estuvieron matando musulmanes durante una semana. En la mezquita Al-Aqsa mataron a más de setenta mil personas.”

Según estas palabras, una masacre similar a la del Santo Sepulcro se produjo en un lugar igualmente sacro para el Islam, como es aquel en el que Mahoma ascendió al cielo. Esto tiene la misma función que en el primer caso: destruir tanto simbólica como físicamente la presencia del Islam en Jerusalén.

A pesar de todo esto, sería injusto generalizar hablando de los cruzados como una unidad dominada enteramente por el odio. De hecho, algunos jefes cruzados como Gastón de Bearn trataron de proteger a los civiles agrupados en el Templo dándoles sus estandartes, aunque este intento no sirvió de gran cosa, ya que al día siguiente un grupo de caballeros exaltados acabó también con estos supervivientes, salvándose solamente una parte protegida por juramento de Raimundo de Tolosa.

El resultado de toda esta limpieza cultural sería finalmente irónico, pues una de las principales causas de la posterior pérdida de Jerusalén fue que muy pocos cristianos querían trasladarse hasta allí para la repoblación; esto se debe tanto a un sentimiento general de añoranza de la tierra de origen como a la gran diferencia entre el clima y los recursos de Europa y el mundo cananeo.


Toma de Jerusalén por los cruzados, de Auguste Giraudon

Acre
En la ciudad de Acre tuvo lugar una de las mayores matanzas de las cruzadas obviando Jerusalén. Tras su conquista cristiana, las tropas sarracenas se negaron a rendirse permanecieron en los alrededores. El líder cruzado Ricardo Corazón de León intentó negociar con Saladino la retirada, llegando el cristiano a ofrecer un rescate por la ciudad que debería ser pagado en el plazo de un mes. Tras la negativa del sultán y expirado el plazo, amenazó con liquidar a la población musulmana que había capturado; ignorado el ultimátum, el rey inglés cumplió su palabra y ese mismo año mandó cortar el cuello a casi tres mil hombres, mujeres y niños, uno a uno, a la vista de las tropas enemigas.

Desafortunadamente, además de cruenta esta matanza fue en vano, pues tras impedir Saladino el avance de Ricardo hacia Jerusalén ambos terminaron por pactar el fin de la guerra a cambio de que los peregrinos cristianos tuvieran acceso a la Ciudad Santa.


Otros
Además de los llamativos casos de Jerusalén y Acre, hay constancia de varias matanzas menores aunque no menos graves. Una de ellas fue la toma cristiana de Tanis, un pueblo al este del delta del Nilo que fue arrasado, resultando después que sus habitantes eran cristianos coptos.
Pero el caso más relevante es el de Maarat, sobre el cual tenemos una cita del ya mencionado Ibn Al-Atir:

“Durante tres días pasaron a la gente a cuchillo, matando a más de cien mil personas y cogiendo muchos prisioneros.”

Es necesario señalar que la cifra es una generosa exageración del sarraceno, tratándose en realidad de unos 20.000. No obstante, lo grave de este suceso no es la cifra, sino el uso que se dio a los cadáveres.
El deplorable sistema logístico del ejército cruzado había sumido a los soldados en un periodo de gran hambre, al que esperaban poner fin con las provisiones que pudieran encontrar en Maarat; sin embargo y para su desgracia, la ciudad no contaba con alimentos suficientes para alimentar a un ejército, y tuvieron que recurrir a medidas desesperadas. Una carta enviada a Roma por ciertos mandos cruzados intenta justificar el suceso:

“Un hambre terrible asaltó al ejército en Maarat y lo puso en la cruel necesidad de alimentarse de cadáveres de sarracenos.”

Más de un cronista cristiano da fe de esto, como el padre Alberto de Aquisgrán, famoso por su obra “Cronicón jerosomilitano de la Guerra Santa” y que formó parte del ejército de Maarat. Lo mismo ocurre con Raoul de Caen, quien afirma que los caníbales tenían preferencia por los niños, y Fulquerio de Chartres, quien especifica que las nalgas eran la parte más codiciada.


Los judíos
También hay que mencionar que no fueron los musulmanes los únicos afectados por este fenómeno. En un contexto de violento fanatismo religioso, los judíos eran vistos como los asesinos de Cristo, y como tal fueron perseguidos en Europa mientras en Próximo Oriente se combatía a los musulmanes.
Cabe mencionar las pequeñas cruzadas de los curas Folkmar y Gottschalk, la primera de Sajonia a Magdeburgo y más tarde a Bohemia, y la segunda de Renania y Lorena a Hungría, consistentes ambas en ir del punto A al punto B llevándose de por medio a todos los judíos que encontraran en el camino. Estos actos fueron condenados por la Iglesia, aunque de poco sirvió, ya que estos extremistas veían la prohibición como cobardía y hacían caso omiso a ella. Son claras las palabras de Hugo de Flavigny:

“Ciertamente parece increíble que en un solo día en tantos lugares distintos, movidos al unísono por una inspiración violenta, tuvieran lugar esas masacres, a pesar de la desaprobación y su condena como contrarias a la religión. Pero sabemos que no pudieron ser evitadas, puesto que ocurrieron a pesar de la excomunión impuesta por muchos sacerdotes y la amenaza de castigo por parte de muchos príncipes.”

No obstante, la mayor cruzada de este tipo fue la liderada por el conde Emicho, integrada por 10.000 hombres, mujeres y niños que se desplazaron del Rin al Danubio. Los judíos fueron protegidos por el emperador y diversos obispos, aunque esto no impidió las matanzas, llegando los cruzados a atacar los palacios episcopales en los que se daba refugio a los perseguidos. Las mayores concentraciones de muertes ascendieron a 1.100 en Maguncia y 800 en Worms.



Trepanación craneana en Paracas


La cultura Paracas, más conocida por su fase posterior, la Nazca, habitó en la costa peruana entre el 700 a.C. y el 200 d.C. Son especialmente reconocidos por la calidad de su industria textil, por las tumbas en caverna y por sus cerámicas.

Existe constancia de que los paracas practicaron operaciones quirúrgicas, especialmente las llamadas trepanaciones craneanas. Para esta práctica el cirujano usaba cuchillas de obsidiana, tumis, bisturís y pinzas. Los tumis eran cuchillos ricamente ornamentados, muchas veces mediante una escultura a modo de empuñadura, con un filo en forma de media luna que solía ser de una aleación de oro y plata.


También usaban algodón, gasas y vendas. Se perforaba el cráneo con la cuchilla de obsidiana y se raspaba o excavaba el hueso dañado con el cuchillo, haciendo un movimiento circular para dar esa forma a la abertura. Realizado el tratamiento respectivo, se obturaba la abertura con planchas de oro o de mate (calabaza). Esto permitía que la operación cicatrizase sin ningún problema.
Se han discutido mucho las razones que impulsaron a la realización de esta práctica; se cree que fueron hechas con la intención de curar fracturas por hundimiento de las paredes óseas, para el alivio de las cefaleas y el tratamiento de las enfermedades mentales mediante procedimientos mágicos. Es probable que se creyera que al abrir el cráneo salían los espíritus causantes del mal. ​
Muchos cráneos con señales de trepanación indican que las personas sobrevivían a esa práctica, debido a la presencia de callos óseos en la zona operada, los mismos que solo se forman al pasar los años en una persona viva.



Bibliografía recomendada
Cáceres macedo, J., 1994. "Las culturas prehispánicas del Perú." Lima.

domingo, 16 de febrero de 2020

Las cabezas olmecas

Los olmecas fueron una cultura asentada en los actuales estados de Veracruz y Tabasco entre el 2.000 a.C. y el 300 d.C. Se sabe poco de ellos, ya que la mayoría de sus ciudades han quedado enterradas a una profundidad considerable, además de que el clima de la zona no ha dejado ni los esqueletos. No obstante, algo que destaca y gracias a lo cual se descubrió la existencia de esta cultura son grandes cabezas de piedra basáltica.


Cabeza de San Lorenzo

La primera en encontrarse fue la cabeza de Tres Zapotes (1869), gracias a Melgar y Serrano; posteriormente se han encontrado dieciséis más.
Todas presentan cabeza ancha y redonda con rasgos negroides, por lo que existe la teoría de que representan africanos, aunque falta por explicar cómo podrían los africanos del segundo milenio antes de la era llegar hasta América. No se sabe con certeza qué representaban; puede tratarse de guerreros, gobernantes, deidades... Algunas han aparecido con intentos de haber sido destruidas o ser convertidas en otras cosas.
Oscilan entre los 1.5 metros de altura y las dos toneladas de peso. Para el transporte de las grandes piedras, lo más coherente es que se valieran de rodillos o trineos y cuerdas, además de un gran número de personas. También existe la teoría de que usaban plataformas sobre conjuntos de barcas, cuya posibilidad ha sido comprobada por arqueólogos experimentales.


La cabeza de San Lorenzo lleva un casco y una orejera que atraviesa la oreja, y se sabe que fue enterrada deliberadamente. Otras pueden llevar pendientes y diferentes tipos de casco.


Se han hallado en las cabezas olmecas señales que llevan a identificarlas como tronos reconvertidos. Esto da pie a dos teorías: o bien que un nuevo rey hacía su retrato a partir del trono del anterior, o bien que al morir un rey se convertía su trono en un retrato suyo.


Trono de La Venta

Bonampak y la mentira de los mayas

Seguramente cuando se os menciona a los mayas se os viene a la cabeza la imagen de un pueblo pacífico, erudito, centrado en la astronomía y la cultura. Haciendo una analogía con el mundo griego, la cultura maya sería Atenas y la azteca Esparta. Pues bien, tal vez os equivoquéis.


Vamos a hablar de Bonampak, la ciudad que cambió por completo nuestro conocimiento de la cultura maya. Hasta 1945 se les veía como una cultura pacifista y centrada en la cultura, que solo tenía murallas para defenderse de las fieras. No obstante, en las pinturas de Bonampak se muestra otra cosa.
En esta ciudad encontramos un edificio de tres salas hechas con el arco maya, datado en el 790. En las paredes del cuarto I se representa a una serie de músicos, uno de ellos ataviado como un cangrejo una profesión de gobernantes y otra serie de músicos; en la parte superior el gobernante que encargó las pinturas, su hijo, varios nobles y una escena del gobernante siendo vestido y maquillado, con una corona de plumas de quetzal. Hay además glifos explicativos.
Se aprecian detalles como que tocaban música golpeando un caparazón de tortuga, que al monarca se le pintaban las uñas o que los chamanes consumían plantas alucinógenas.



El Cuarto II es el cuarto de la batalla, y es aquí donde se halla el descubrimiento revolucionario. Se representan múltiples escenas de batalla, con todo el armamento y hombres a los que les cae sangre de las manos porque les han arrancado las uñas. No solo no es una escena pacífica: destaca por su brutalidad fuera de lo común.





























En el Cuarto III una mujer de la familia real se atraviesa la lengua con una especie de punzón y con ayuda de otro personaje se pasa una cuerda para que duela más, en autosacrificio para el dios. Se trata de una forma de dar las gracias por la victoria en batalla.


Visto esto, os preguntaréis de donde ha salido la buena fama de los mayas, que en añadido no eran un imperio unificado, sino un conjunto de ciudades-estado independientes sumidas en continuas guerras en las que abundaban las traiciones y los cambios de bando. Pues bien, hay dos razones:
  • Los mayas fueron conquistados por los aztecas, lo que hizo quedar al atacado como un pueblo indefenso en plena campaña de difamación de los aztecas.
  • En el rechazo a los conquistadores y exaltación de las culturas indígenas llevados a cabo por muchos estudiosos americanos, convenía dar la imagen de un pueblo pacífico sometido y esclavizado por los belicosos europeos. La pura realidad es que, al ver en qué estado se encontraban los indígenas, los españoles vieron su cristianización necesaria para salvarlos de ellos mismos, si bien es cierto que la cosa degeneró.


La ciudad de San Bartolo

En el 2001 fue descubierta la ciudad de San Bartolo, nada más y nada menos que en las tierras centrales de Yucatán, el corazón de la cultura maya. Si pasó tanto tiempo desapercibida, es porque su pirámide está totalmente cubierta por tierra y vegetación, dando a simple vista la imagen de un monte.


La ciudad estaba compuesta por dicha pirámide, un recinto palacial, una cancha de juego de pelota y unos 100 edificios. La pirámide está constituida por varios edificios, al estilo matrioska: un gobernante construía una, y el siguiente, para demostrar ser más poderoso que el anterior, erigía una mayor encima, sin derribar la anterior. Este sistema permite conservar las pirámides interiores prácticamente intactas. En este caso hay un total de seis pirámides, construidas entre el 400 y el 190 a.C.














Alrededor de la pirámide se conservan dos murales de pinturas.
En la primera línea del muro oeste se representa la siguiente secuencia: un primer dios sacrificando su pene, un sacrificio de un pescado, un primer árbol con aves para simbolizar que llega hasta el cielo, y a continuación la repetición de la secuencia cambiando al pez por un venado, y finalmente una tercera repetición.
En la segunda línea se aprecian restos de lo que podía ser una representación del dios del maíz, que se corona a sí mismo como gobernante.


En la tercera línea se representa al dios del maíz niño, en crecimiento y sacrificándose para crear; finalmente, un rey siendo coronado.


En la religión maya, un dios debe sacrificarse para crear, al igual que el maíz debe “morir” para que sus semillas sean enterradas y vuelva a brotar.
En el muro norte se vuelve a representar al dios del maíz. Se empieza con una calabaza de la que surgen dos personajes con cordón umbilical, ante la presencia de un dios. A continuación una mujer entre tamales como ofrenda, y un hombre ofrece una calabaza que es recogida por el dios del maíz; otras dos mujeres suplican algo al dios, mientras otros dos hombres traen ofrendas.