La cultura Paracas, más conocida por su fase posterior, la Nazca, habitó en la costa peruana entre el 700 a.C. y el 200 d.C. Son especialmente reconocidos por la calidad de su industria textil, por las tumbas en caverna y por sus cerámicas.
Existe
constancia de que los paracas practicaron operaciones quirúrgicas,
especialmente las llamadas trepanaciones craneanas. Para esta práctica el
cirujano usaba cuchillas de obsidiana, tumis, bisturís y pinzas. Los tumis eran cuchillos ricamente ornamentados, muchas veces mediante una escultura a modo de empuñadura, con un filo en forma de media luna que solía ser de una aleación de oro y plata.
También usaban algodón, gasas y vendas. Se perforaba
el cráneo con la cuchilla de obsidiana y se raspaba o excavaba el hueso dañado
con el cuchillo, haciendo un movimiento circular para dar esa forma a la abertura.
Realizado el tratamiento respectivo, se obturaba la abertura con planchas de
oro o de mate (calabaza). Esto permitía que la operación cicatrizase sin ningún
problema.
Se han discutido mucho las razones que impulsaron a la realización de
esta práctica; se cree que fueron hechas con la intención de curar fracturas
por hundimiento de las paredes óseas, para el alivio de las cefaleas y el
tratamiento de las enfermedades mentales mediante procedimientos mágicos. Es probable
que se creyera que al abrir el cráneo salían los espíritus causantes del mal.
Muchos cráneos con señales de trepanación indican que las personas
sobrevivían a esa práctica, debido a la presencia de callos óseos en la zona
operada, los mismos que solo se forman al pasar los años en una persona viva.
Cáceres macedo, J., 1994. "Las culturas prehispánicas del Perú." Lima.
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