Durante la Segunda Guerra Médica, acontecida entre una unión de polis griegas (Liga Délica) y los persas de Darío I, tuvo lugar en el 480 la destrucción de la Acrópolis ateniense. Tras esto, los habitantes de la ciudad decidieron reconstruir únicamente los muros, y además con restos de edificios destruidos, a fin de no olvidar la barbarie cometida por el enemigo en suelo ateniense. No obstante, Pericles acabó por convencer a su pueblo para olvidar este rencor y reconstruirla con el dinero de la Liga Délica y el botín de la batalla de Maratón, empezando por su proyecto personal: un monumento de la ciudad para la ciudad, el Partenón (448-438 a.C.).
El edificio contó con dos arquitectos: Iktinos, encargado del diseño sobre plano, y Calícrates, arquitecto técnico que fue solucionando los problemas constructivos según se presentaban. Por otro lado, el apartado escultórico corrió a cargo de Fidias, uno de los más reputados escultores griegos en general.
Arquitectónicamente el edificio es famoso por evitar la deformación que se percibe al estar bajo grandes monumentos a través de una serie de correcciones ópticas, siendo estas la éntasis de las columnas, la separación asimétrica de estas o el arqueamiento del frontón, entre otras.
Sus muros exteriores están decorados con cincuenta esculturas de bulto redondo y noventa y dos metopas talladas; el edificio más grande en ese momento (templo de Zeus en Olimpia) tenía solamente doce metopas talladas. Y esta no es la única particularidad del Partenón, ya que se trata de uno de los tres únicos edificios octástilos de Grecia y además está realizado en mármol, material poco frecuente en Atenas y que se escogió como referencia a la arquitectura de las Cícladas, donde se solía usar en edificios religiosos por su abundancia.
El Partenón es excepcional también en cuanto a su iluminación: mientras que lo usual en los templos era un ambiente oscuro, como símbolo de lo misterioso de lo sagrado, el Partenón estaba bien iluminado, reflejando los rayos de luz en la dorada estatua de Atenea. Esto se debe precisamente a que no se trata de un templo, a pesar de su carácter religioso, y puede tener la intención de mostrar a la diosa emanando luz en símbolo de divinidad. En cuanto a la estatua, se trataba de una representación crisoelefantina de Atenea Parthenos, que además hacía las veces de tesoro de la ciudad, sujetando su escudo con la mano izquierda, apoyándolo parcialmente en el suelo, y a Niké en la derecha, diosa de la victoria, como otorgando la victoria a Atenas. Contaba con unos diez metros de altura. En el exterior de su escudo se representaba la batalla contra las amazonas, y en el interior la gigantomaquia, ambos motivos iconográficos repetidos en el exterior del edificio. Asimismo, en la estatua figuran dos personajes que no aparecen en el exterior: Pandora, en la base, y Erecteo, la serpiente que se esconde tras el escudo; se trata de dos historias sobre orígenes: Pandora como primera mujer y Erecteo como primer ateniense. La pieza desapareció probablemente en el s. V con la conversión del edificio en templo cristiano.
El término “Partenón” significa “sala de las vírgenes”, y el edificio recibe este nombre por su sala trasera, donde las jóvenes vírgenes o parthénoi preparaban el peplo de Atenea para las Panateneas, la festividad que celebraba el cumpleaños de la diosa cuyo deseo fue mantenerse doncella, virgen.
El frontón principal era el de las Panateneas o nacimiento de la diosa , y el trasero mostraba la lucha de Atenea y Poseidón por Cecropia, la que sería la ciudad de Atenas.
Para el primero se representó a Zeus sentado con un águila a sus pies, acompañado por Atenea, Hera, Hefesto e Ilitía (diosa de los nacimientos), además de otros dioses sin identificar.
El segundo era un tema poco explotado artísticamente para el que Fidias y sus discípulos gozaron de total libertad iconográfica, optando por mostrar en el centro a Atenea y Poseidón separados por el olivo o el rayo de Zeus, y cada uno con sus partidarios y un carro, siendo el auriga de Atenea la diosa Niké y el de Poseidón Anfitrite.
Finalmente, aunque estemos acostumbrados a verlo en blanco, tal vez debamos imaginarnos el edificio policromado.
Las esculturas fueron saqueadas por el inglés Lord Elgin en 1801 y compradas posteriormente por el Museo Británico a un precio bajo al ser catalogadas como arte romano de época de Adriano; otras partes se hallan en el Museo de la Acrópolis y en el Louvre.
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