Los olmecas fueron una cultura asentada en los actuales estados de Veracruz y Tabasco entre el 2.000 a.C. y el 300 d.C. Se sabe poco de ellos, ya que la mayoría de sus ciudades han quedado enterradas a una profundidad considerable, además de que el clima de la zona no ha dejado ni los esqueletos. No obstante, algo que destaca y gracias a lo cual se descubrió la existencia de esta cultura son grandes cabezas de piedra basáltica.
Cabeza de San Lorenzo |
La primera en encontrarse fue la cabeza de Tres Zapotes (1869), gracias a Melgar y Serrano; posteriormente se han encontrado dieciséis más.
Todas presentan cabeza ancha y redonda con rasgos negroides, por lo que existe la teoría de que representan africanos, aunque falta por explicar cómo podrían los africanos del segundo milenio antes de la era llegar hasta América. No se sabe con certeza qué
representaban; puede tratarse de guerreros, gobernantes, deidades... Algunas
han aparecido con intentos de haber sido destruidas o ser convertidas en otras
cosas.
Oscilan entre los 1.5 metros de altura y las dos toneladas de peso. Para el transporte de las grandes
piedras, lo más coherente es que se valieran de rodillos o trineos y cuerdas,
además de un gran número de personas. También existe la teoría de que usaban
plataformas sobre conjuntos de barcas, cuya posibilidad ha sido comprobada por
arqueólogos experimentales.
La cabeza de San Lorenzo lleva un casco
y una orejera que atraviesa la oreja, y se sabe que fue enterrada
deliberadamente. Otras pueden llevar pendientes y diferentes tipos de casco.
Se han
hallado en las cabezas olmecas señales que llevan a identificarlas como tronos
reconvertidos. Esto da pie a dos teorías: o bien que un nuevo rey hacía su
retrato a partir del
trono del anterior, o bien que al morir un rey se convertía su trono en un
retrato suyo.
Trono de La Venta |
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