domingo, 16 de febrero de 2020

Las cabezas olmecas

Los olmecas fueron una cultura asentada en los actuales estados de Veracruz y Tabasco entre el 2.000 a.C. y el 300 d.C. Se sabe poco de ellos, ya que la mayoría de sus ciudades han quedado enterradas a una profundidad considerable, además de que el clima de la zona no ha dejado ni los esqueletos. No obstante, algo que destaca y gracias a lo cual se descubrió la existencia de esta cultura son grandes cabezas de piedra basáltica.


Cabeza de San Lorenzo

La primera en encontrarse fue la cabeza de Tres Zapotes (1869), gracias a Melgar y Serrano; posteriormente se han encontrado dieciséis más.
Todas presentan cabeza ancha y redonda con rasgos negroides, por lo que existe la teoría de que representan africanos, aunque falta por explicar cómo podrían los africanos del segundo milenio antes de la era llegar hasta América. No se sabe con certeza qué representaban; puede tratarse de guerreros, gobernantes, deidades... Algunas han aparecido con intentos de haber sido destruidas o ser convertidas en otras cosas.
Oscilan entre los 1.5 metros de altura y las dos toneladas de peso. Para el transporte de las grandes piedras, lo más coherente es que se valieran de rodillos o trineos y cuerdas, además de un gran número de personas. También existe la teoría de que usaban plataformas sobre conjuntos de barcas, cuya posibilidad ha sido comprobada por arqueólogos experimentales.


La cabeza de San Lorenzo lleva un casco y una orejera que atraviesa la oreja, y se sabe que fue enterrada deliberadamente. Otras pueden llevar pendientes y diferentes tipos de casco.


Se han hallado en las cabezas olmecas señales que llevan a identificarlas como tronos reconvertidos. Esto da pie a dos teorías: o bien que un nuevo rey hacía su retrato a partir del trono del anterior, o bien que al morir un rey se convertía su trono en un retrato suyo.


Trono de La Venta

Bonampak y la mentira de los mayas

Seguramente cuando se os menciona a los mayas se os viene a la cabeza la imagen de un pueblo pacífico, erudito, centrado en la astronomía y la cultura. Haciendo una analogía con el mundo griego, la cultura maya sería Atenas y la azteca Esparta. Pues bien, tal vez os equivoquéis.


Vamos a hablar de Bonampak, la ciudad que cambió por completo nuestro conocimiento de la cultura maya. Hasta 1945 se les veía como una cultura pacifista y centrada en la cultura, que solo tenía murallas para defenderse de las fieras. No obstante, en las pinturas de Bonampak se muestra otra cosa.
En esta ciudad encontramos un edificio de tres salas hechas con el arco maya, datado en el 790. En las paredes del cuarto I se representa a una serie de músicos, uno de ellos ataviado como un cangrejo una profesión de gobernantes y otra serie de músicos; en la parte superior el gobernante que encargó las pinturas, su hijo, varios nobles y una escena del gobernante siendo vestido y maquillado, con una corona de plumas de quetzal. Hay además glifos explicativos.
Se aprecian detalles como que tocaban música golpeando un caparazón de tortuga, que al monarca se le pintaban las uñas o que los chamanes consumían plantas alucinógenas.



El Cuarto II es el cuarto de la batalla, y es aquí donde se halla el descubrimiento revolucionario. Se representan múltiples escenas de batalla, con todo el armamento y hombres a los que les cae sangre de las manos porque les han arrancado las uñas. No solo no es una escena pacífica: destaca por su brutalidad fuera de lo común.





























En el Cuarto III una mujer de la familia real se atraviesa la lengua con una especie de punzón y con ayuda de otro personaje se pasa una cuerda para que duela más, en autosacrificio para el dios. Se trata de una forma de dar las gracias por la victoria en batalla.


Visto esto, os preguntaréis de donde ha salido la buena fama de los mayas, que en añadido no eran un imperio unificado, sino un conjunto de ciudades-estado independientes sumidas en continuas guerras en las que abundaban las traiciones y los cambios de bando. Pues bien, hay dos razones:
  • Los mayas fueron conquistados por los aztecas, lo que hizo quedar al atacado como un pueblo indefenso en plena campaña de difamación de los aztecas.
  • En el rechazo a los conquistadores y exaltación de las culturas indígenas llevados a cabo por muchos estudiosos americanos, convenía dar la imagen de un pueblo pacífico sometido y esclavizado por los belicosos europeos. La pura realidad es que, al ver en qué estado se encontraban los indígenas, los españoles vieron su cristianización necesaria para salvarlos de ellos mismos, si bien es cierto que la cosa degeneró.


La ciudad de San Bartolo

En el 2001 fue descubierta la ciudad de San Bartolo, nada más y nada menos que en las tierras centrales de Yucatán, el corazón de la cultura maya. Si pasó tanto tiempo desapercibida, es porque su pirámide está totalmente cubierta por tierra y vegetación, dando a simple vista la imagen de un monte.


La ciudad estaba compuesta por dicha pirámide, un recinto palacial, una cancha de juego de pelota y unos 100 edificios. La pirámide está constituida por varios edificios, al estilo matrioska: un gobernante construía una, y el siguiente, para demostrar ser más poderoso que el anterior, erigía una mayor encima, sin derribar la anterior. Este sistema permite conservar las pirámides interiores prácticamente intactas. En este caso hay un total de seis pirámides, construidas entre el 400 y el 190 a.C.














Alrededor de la pirámide se conservan dos murales de pinturas.
En la primera línea del muro oeste se representa la siguiente secuencia: un primer dios sacrificando su pene, un sacrificio de un pescado, un primer árbol con aves para simbolizar que llega hasta el cielo, y a continuación la repetición de la secuencia cambiando al pez por un venado, y finalmente una tercera repetición.
En la segunda línea se aprecian restos de lo que podía ser una representación del dios del maíz, que se corona a sí mismo como gobernante.


En la tercera línea se representa al dios del maíz niño, en crecimiento y sacrificándose para crear; finalmente, un rey siendo coronado.


En la religión maya, un dios debe sacrificarse para crear, al igual que el maíz debe “morir” para que sus semillas sean enterradas y vuelva a brotar.
En el muro norte se vuelve a representar al dios del maíz. Se empieza con una calabaza de la que surgen dos personajes con cordón umbilical, ante la presencia de un dios. A continuación una mujer entre tamales como ofrenda, y un hombre ofrece una calabaza que es recogida por el dios del maíz; otras dos mujeres suplican algo al dios, mientras otros dos hombres traen ofrendas.