domingo, 27 de enero de 2019

El aettestup

Según la leyenda, esta vieja tradición vikinga consistía en que las personas de edad avanzada se arrojaran desde lo alto de un precipicio para llegar sanos al Valhalla y librar a sus familias de la carga de su manutención.


                                            Lugar de realización del aettestup


En la saga irlandesa "Gautreks", que data del siglo XIII, se narra la epopeya del rey Gautreck. En la primera parte vemos cómo su padre, el rey Gaute, tras adentrarse en los bosques de Västergötland para cazar, acaba perdiéndose hasta encontrar una aislada granja donde su propietario, Skafnortung, le ofrece pasar la noche. Snörta, la hija mayor del granjero, le relata cómo los miembros de su familia no dudaban en suicidarse ante los problemas más triviales.
Tal como se describe en el relato de Snörta, "nuestros padres mueren para que puedan llegar a Odín sin enfermedad".
A medida que el relato avanza, los padres y hermanos de Snörta van arrojándose al vacío, hasta quedar solamente ella y su hermano más joven, que también debe suicidarse ante la perspectiva de tener que cargar con todo el trabajo de la granja.



Vikingos realizando el aettestup en la serie "Norsemen"

sábado, 5 de enero de 2019

El Hospicio de los Inocentes

Diseñado por Filippo Brunelleschi tras recibir el encargo en 1419 y abierto en 1445, el Hospicio de los Inocentes (Ospedagle degli Innocenti) fue el primer orfanato para bebés abandonados de Europa.
Fue construido y dirigido por el "Arte della Seta" o gremio de la seda de Florencia, que era uno de los más ricos de la ciudad y, al igual que la mayor parte de las cofradías, asumía obligaciones filantrópicas.


Planta del hospicio

La gente solía abandonar a los niños en un pilón situado en la parte delantera, aunque más adelante se facilitaron las cosas mediante una rueda giratoria horizontal con la que se podía meter a los bebés en el edificio sin que nadie viera a los padres.
Algunos padres obraban así no por falta de cariño hacia sus hijos, sino porque querían ganar dinero con ellos. Más de una madre abandonaba a su bebé para que el hospicio la contratara como nodriza, de modo que acababan pagándole por amamantar a su propio hijo.

Encima de cada columna hay un tondo cerámico. Se pretendió originariamente por Brunelleschi que fueran concavidades vacías, pero hacia el año 1490, encargaron a Andrea della Robbia que las rellenase. El diseño representa a niños en pañales sobre fondo azul, indicativo del torno donde podían dejarse los niños. Quedan algunos de los tondi originales, otros son copias del siglo XIX. Uno de estos tondi inspiró la insignia de la Academia Americana de Pediatría.


Dos de los tondi

El personal del hospicio enseñaba profesiones diversas a los chicos, mientras que las niñas solían recibir formación para convertirse en monjas o esposas.

El hospital fue cerrado en 1875, y a día de hoy aloja un museo de arte renacentista.


Patio del hospicio


Patio del hospicio




viernes, 4 de enero de 2019

El origen de la guerra aérea

El 17 de noviembre de 1903 Wilbur y Orville Wright, dos hermanos de Ohio, llevaban a cabo el primer vuelo de la historia a bordo del Flyer I, un básico aeroplano de madera y tela con el motor al descubierto, en Kitty Hawk (Carolina del Norte). En 1905 ya tenían su invento patentado y listo para la venta, estando interesados Inglaterra, Francia y EEUU, aunque no se decidían a comprarlos, puesto que nadie había visto antes un avión y corría el rumor de que era todo un fraude. Los hermanos, por su parte, se negaban a enseñarlo hasta que el contrato estuviera firmado.

                                                                            
                                                                           Flyer I

En 1914 estallaba la Gran Guerra, y la aviación aún era algo muy nuevo para que se le hubieran encontrado aplicaciones directamente ofensivas. Por lo tanto, al principio el avión militar fue usado para explorar el territorio enemigo, sin entrar en combate. Esta situación no duraría mucho, ya que los oficiales acabaron por ordenar la intercepción de los aviones enemigos, dando paso a los primeros ataques entre aviones, que consistieron en lanzarle un ladrillo al enemigo desde arriba, atravesando así la débil estructura del avión, que aún estaba fabricado con madera y tela.

Otra medida ofensiva, ideada por el ruso Alexander Kazakov, consistía en un garfio unido a una soga que se empleaba para desgarrar los planos de dirección.

                                                     Kazakov en un sello conmemorativo

El primer derribo mediante un arma de fuego tuvo lugar cuando el 5 de octubre de 1914 un Voisin III francés abatió a tiros un Aviatik alemán.
Desde entonces, todos los observadores fueron armados con carabinas, y un mes después se instalaron soportes móviles para ametralladoras en todos los biplazas de observación. Había empezado la guerra aérea.


                                                                          Voisin III

En Francia, el piloto Roland Garros intentaba encontrar un método que permitiera a los pilotos de monoplazas atender al arma, ubicada en el ala superior, al mismo tiempo que dirige el avión. Para él, lo mejor sería instalar el arma enfrente del piloto, aunque esto destrozaría las hélices de madera. Con este planteamiento, resolvió brillantemente instalar en las hélices un refuerzo de acero para que las balas que choquen reboten en él, y el resto (la mayoría) pueda pasar y dar en el objetivo.
Los alemanes, reconocidos ingenieros, fueron más allá, y sincronizaron la velocidad de la hélice y la del arma para que todas las balas pasaran sin problema.


                                            Fokker E alemán con las hélices sincronizadas

martes, 1 de enero de 2019

La princesa Qajair

Tal vez hayáis leído sobre la famosa princesa Qajair de Persia, aquella que tuvo 145 pretendientes pertenecientes a la alta nobleza, de los cuales 13 se suicidaron tras ser rechazados, historia que se hizo viral en las redes sociales acompañada de varias fotos. Pero, ¿cuánto tiene de cierto esta historia?

La persona que aparece en las fotos es en realidad Anis-Al Doleh, una de las mujeres favoritas del sah de Persia Nasereddin de la dinastía Qajar.
La historia habla, sin embargo, de Zhara Khanom Tadj es-Saltaneh, princesa de Persia conocida por ser uno de los iconos más importantes del feminismo de su época, al adoptar la indumentaria occidental y fomentar a principios del siglo XX la igualdad entre hombres y mujeres, y de cuyos pretendientes no se sabe nada.
No obstante, aunque la base histórica sea incorrecta, esta leyenda urbana cumple bien su función, al mostrar cómo cambian los cánones de belleza al viajar en el espacio y el tiempo.











La tregua de Navidad

Navidad de 1914. Los soldados ingleses advierten movimientos extraños en las trincheras enemigas: los alemanes las están decorando con docenas de árboles de navidad. Sí, árboles, pequeños y decorados con farolillos. Los ingleses se quedan atónitos ante semejante acontecimiento: los pérfidos alemanes están desplegando la decoración navideña.
Un poco más tarde, se empieza a percibir un leve murmullo, que va creciendo en volumen hasta que se distingue perfectamente, si no su significado, sí su esencia: el enemigo está cantando villancicos.
Algunos ingleses se animan y empiezan a cantar los suyos, y para cuando se quieren dar cuenta descubren que han pasado toda la noche intercambiando canciones con el odiado rival. En este ambiente de cordialidad, la soldadesca se anima tanto que hombres de ambos bandos empiezan a salir desarmados hacia la tierra de nadie, esquivando cráteres, cadáveres y chatarra para encontrarse con el odiado vecino. Comparten los regalos que han recibido de su familia y amigos, se enseñan fotos de sus seres queridos e incluso disputan un partido de fútbol, bebedores de té contra fritzs.
Cuando acaban las fiestas, cada uno se vuelve a su trinchera y se establecen de nuevo los turnos de vigilia. Las noticias llegan al alto mando, que se siente altamente indignado ante esta confraternización con el enemigo, que desde su punto de vista, cómodamente instalados en lujosos palacios en tierra segura, raya la traición. Resuelven que urge tomar cartas en el asunto e impedir que bajo ningún concepto vuelva a suceder, y llevan a cabo una purga, relevando y ejecutando a todos los responsables del incidente, deshaciéndose de todas las pruebas (aunque alguna se salvó y se filtró a los medios) de que semejante cosa hubiera ocurrido y, en casos en los que hubiera riesgo de que sucediera nuevamente, ordenando la descarga de artillería sobre el campo de batalla para evitar que los soldados pudieran abandonar sus trincheras. Al fin y al cabo, ¿de qué sirve un soldado que no odia a su enemigo, que quiera acabar la guerra de forma pacífica, aunque eso no aporte poder y prestigio a su amada patria?