Tras la guerra civil de 1936-39, España se hallaba exhausta
tanto en lo material como en lo moral. Esto, sumado a su tentadora ubicación
estratégica, convirtió Madrid en un auténtico nido de espías con el estallido
de la Segunda Guerra Mundial.
Con la transición de España de país neutral a no beligerante
en 1940 (consecuencia de la expansión alemana y la entrada de Italia en el
conflicto), Inglaterra temió que España se alineara de facto con el Eje, y
envió al embajador Samuel Hoare para asegurarse de que esto no ocurriera.
Samuel Hoare
Hoare entró en contacto con el banquero Juan March, a quien
propuso actuar de mediador en una serie de sobornos. El plan consistía en que
March diera dinero inglés a militares y altos cargos franquistas para que
desaconsejaran al Caudillo la entrada de España en la guerra. La excusa
presentada a los corruptos fue que la guerra afectaría negativamente a grandes
empresas españolas. Esta operación fue aprobada en secreto por el primer
ministro inglés Winston Churchill.
Entre los sobornados se cuentan unos treinta generales, dos ministros (ejército y gobernación) y Nicolás
Franco, hermano del Generalísimo.
La suma total de los sobornos se sitúa entre ciento
cincuenta – mil millones de euros actuales.
Juan March
Bibliografía recomendada
Eslava Galán, J., 2016. "Historia de España contada para escépticos." Barcelona: Planeta.
Viñas, A., 2016. "Sobornos." Barcelona: Crítica.
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